Condiciones socioeconómicas y desarrollo humano
La Asignación Universal por Hijo a siete años de su creación
Frecuentemente, se sostiene que uno de los principios de la seguridad social es cubrir contingencias y necesidades específicas de las personas a lo largo de su vida. Este enfoque se asocia al concepto de los “pisos de protección social” que fijan “mínimos” y “garantías básicas” dirigidos a las poblaciones más vulnerables que no pudieran obtener cobertura mediante su participación en el mercado de trabajo. Por otro lado, existe una idea distinta de la seguridad social que apunta a la integración de los sistemas y una cobertura universal. Este enfoque sostiene, además, que la seguridad social puede y debe actuar como mecanismo de inversión social para a) reducir desigualdades económicas y sociales y b) “apalancar” el crecimiento económico de un país mediante el fomento del mercado interno. Es en este marco que, en 2009, se instituyó la Asignación Universal por Hijo para Protección Social (AUH).
Una de las metas que el actual gobierno nacional se propone alcanzar, es la “Pobreza Cero”. Entre los lineamientos que Cambiemos propone para ello, se expresa aquella primera visión sobre la seguridad social y también en ese sentido redefinen a la AUH como un “piso mínimo de ingresos”.
Qué es la AUH
La AUH es una prestación monetaria y no retributiva –es decir, no requiere aportes previos- que se abona mensualmente por cada hijo menor de 18 años –hasta un máximo de 5 hijos y sin límites de edad cuando se trate de hijos discapacitados- a aquellos grupos familiares que se encuentran desocupados, registrados como monotributistas sociales o se desempeñan en el mercado de trabajo informal o en tareas de servicio doméstico y perciben una remuneración inferior al Salario Mínimo, Vital y Móvil.
Contribuye a la reducción de las desigualdades al interior de los hogares más vulnerables de la Argentina, haciendo foco en los niños, niñas y adolescentes. Su objetivo fue otorgar cobertura de la seguridad social a amplios sectores de la población que, a pesar del crecimiento económico de nuestro país, no había sido incorporado al mercado de trabajo formal.
Pero además, la AUH constituyó un nuevo paradigma porque, a diferencia de diversos programas de transferencia condicionada aplicados en nuestro país (1) y en América latina, se incorpora como una política con enfoque de derechos, volviéndose exigible para las personas y obligatoria para el Estado.
Otro motivo por el que la AUH fue disruptiva se relaciona con su total transparencia. Los procesos de otorgamiento –a través de ANSES- y cobro de la prestación –con tarjeta de débito en el banco- no requieren más participación que la del titular y de ANSES, por lo que se elimina cualquier posibilidad de discrecionalidad e intermediación.
El poder adquisitivo de la AUH
Si bien por aplicación de la Ley de Movilidad de Asignaciones Familiares sancionada en 2015, la AUH aumentó un 32% este año, en términos reales, el incremento que se concretó en septiembre, quedó 10 puntos porcentuales de la inflación anual proyectada en torno al 42%.
Por otro lado, considerando que las familias con menores recursos económicos destinan la mayor parte de sus ingresos a la compra de alimentos, la caída en el poder adquisitivo para las familias que perciben AUH es mayor. Cabe mencionar en este sentido, la medición de la “Canasta Nutricional QVB” realizada por el Observatorio de Calificaciones Laborales (OCAL) de la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Esta canasta analiza el costo de una alimentación equilibrada, completa y saludable en distritos que, al igual que el partido de Lanús, se ubican al sur del conurbano bonaerense (Quilmes, Florencio Varela y Berazategui). De acuerdo con este estudio, una canasta básica saludable para una familia tipo representaba, en noviembre de 2015, el 88% del Salario Mínimo Vital y Móvil, mientras que en agosto de 2016 representa el 165%.
Por otro lado, si se mide el valor de esta prestación en dólares, se advierte también una caída en este último año. Al momento de su creación, la AUH equivalía a 47 dólares; en noviembre de 2015 a 86 dólares; y en septiembre de 2016 el valor se retrajo a 72 dólares.
Todas estas medidas dan cuenta de una pérdida de poder adquisitivo de la prestación en el último año, sin lograr ser compensados por los bonos extras otorgados por el gobierno nacional. Considerando que, por las características de su población destinataria, la AUH se destina fundamentalmente a la satisfacción de necesidades básicas, en contextos de retracción económica es necesario sostener su poder adquisitivo.
A siete años de la puesta en marcha de la AUH, vale recordar que las políticas económicas y sociales deben apuntar siempre a promover mayores niveles de justicia redistributiva.
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(1) Por ejemplo, el programa “Ciudadanía Porteña con Todo Derecho” implementado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, basado en la idea del “ingreso mínimo”, requiere inscripción previa de los “aspirantes al beneficio” a partir de la cual pasan a integrar un padrón. Sobre éste se aplica un “índice de vulnerabilidad” para una posterior selección de familias beneficiarias.